Ayer...
Mi colchón se alió con mi pánico y ambicionó retenerme,
pero logré zafarme con el impulso de mi conciencia.
En la aurora, el frío calaba mis huesos y disecaba mi piel,
y en mis labios se pronunciaron curvas de piel reseca.
Mis ojos vestían unas exorbitantes ojeras, tras una tediosa noche de desvelo.
Me dirigía al primer contacto que tomaría mi salud mental.
Ayer, di un paso que estimo me era trascendental e imprescindible,
después de largos años conviviendo con la duda, accedí a mejorarme.
después de largos años conviviendo con la duda, accedí a mejorarme.
Pero ayer, fui sola. Ayer, necesitaba tu apoyo. Ayer, no estabas...
Cada día te superas y me alegra muchísimo.
ResponderEliminarRecuerda que, a veces, la soledad es la mejor compañía. No obstante nunca estarás completamente sola.
¡Un abrazo y buen 2012!
hola Verónica! Interesante tu blog y todos tus post! un placer leerte! Saludos!
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