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martes, 13 de septiembre de 2016

Ya no tengo piernas para irte detrás

No sé para qué te evades de lo inevitable, porque sé que si cometiera la dulce locura de plantarme frente a ti y me miraras a los ojos... te verías irremediablemente indefensa y vulnerable. Como aquella vez que nos despedimos con la sonrisa caída, donde tu mirada me habló por ti.
No sé para qué te esfuerzas en reprimir las ganas de deshacerte en suspiros y besos en mis brazos, si lo que sientes está arraigado dentro de ti y, querida, ahí no hay escapatoria.
¿Para qué desperdicias energía si no puedes huir de verdad?
Pero ¿sabes qué? Yo no puedo seguirte más, ya no tengo piernas.

viernes, 26 de agosto de 2016

El bolígrafo llora sobre el papel

Este año para Halloween me voy a desnudar. No hay nada más terrorífico que todo lo que llevo dentro.
Igual que aquel año que fui a Sevilla vestida de mi misma, que no pareció gustarle a ninguna chica del lugar.
No es necesario que llegue Octubre para simular una pesadilla, en mi cabeza viven miles de ellas. Y en todas te pierdo.
Es curioso, pues le tengo fobia a la fobia. Pero... ¿seré yo mi mayor miedo? Porque mi mayor sueño siempre se convierte en pesadilla.
Miro al cielo convencida de que no habrá un vuelo con destino mis brazos, y el sol se apaga porque mis ojos se empañan de realidad.
Hago gala de mi mejor sonrisa y eco de mi peor lágrima, ninguna es suficiente para que vuelvas. Desisto. Por más que cierre los ojos y lo desee con todas mis fuerzas, no va a suceder.
Le susurro amor a una imagen que no se puede tocar, la fotografía de un sentimiento que no muere.
Si yo escribiera nuestra historia, incluso el bolígrafo sobre el papel lloraría.
Ahora... las únicas caricias que recibe mi cuerpo desnudo en la noche las produce el aire que entra por la ventana. Y hasta los grillos te lloran.
Vuelvo a la cama que más que mía era nuestra. Y sigue aquí todo lo que dejaste, lo que fuimos. Registro la almohada en busca de un cabello tuyo por tal de volver a tocarte, y hasta tu olor se fue hace mucho.
Pero ahí sigo, dándole vueltas a las vueltas.
El uso incorrecto del amor atrofia los sentidos. El correcto los potencia. ¿Por qué es tan sencillo errar?
Estoy enganchada en un quizás. Sin ti soy una sin-hogar. Se me ha metido, también, tu ausencia en el ojo. Ya nada depende de mi, o quizá depende todo. Según se mire.
Estoy llena de versos que nunca usaré.
Soñar es un deporte de riesgo. Y yo soy masoca. No me siento capaz de alejarme de ti, a sabiendas de que en el fondo sé que no volveré a verte, por más que lo grite y pelee.
Quise escribirte para canalizar mis emociones, y lo que estoy consiguiendo es aumentar el flujo del río que nace en mis ojos y muere en mi barbilla.
Puede que lo que expulse contenga todo lo que en persona no puedo darte, ya que tanto no me cabe.
Aun siendo triste, es hermoso, porque en la tinta está metida tu belleza.
He encontrado otra razón por la que denominarte como mi "bella durmiente", estás sumida en un sueño del que parece no despertarás hasta recibir mi beso de amor verdadero.
Y, acabo esta carta, tomando unos versos prestados de Alberti:
"Tú no te vas, porque mi amor te tiene.
[...]
Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras.
Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías."

Ya no me nada

No hay mayor soledad que tener a alguien a tu lado y sentirte un mueble decorativo.
Me quedo mirándote, en silencio, diciéndote sin palabras que ya lo sé, que todo acabó, que duele, pero ya lo sé.
No puedo aceptar una situación así. Dices quererme y no verte sin mi; PERO, ya no me miras, ni me tocas, ni me hablas, ni me juegas, ni me haces el amor. Ya no me nada. Desde hace taaanto...
He estado poniéndome histérica, casi sintiendo que soy una paranoica, pero ahora sé que no me inventaba nada. Hemos roto sin romper.
¿No piensas que puedo rechazar esto? Cuando me dicen "tu novia" me siento rara, porque no la tengo desde hace mucho tiempo. No sé qué pretendes manteniéndome, mientras voy descomponiéndome lentamente. ¿Crees que lo merezco? Quiero una novia que se comporte como una novia. Antes lo eras. Antes, hace mucho.
¿Acaso quieres que me quede aquí estancada en este sufrimiento que me está matando día tras día, hasta que tú decidas no tenerme más? Me estoy preparando para lo peor.
Dicen que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde y, aun así, sé que si me pierdes no me buscarás.
Te estoy escribiendo desde el último pedacito vivo de mi corazón. Último. Cuando muera, será un fin.
No te culpo de nada. El amor es así. Como viene se va. Y tú no reconoces que se te fue, y yo así no aguanto más. Con lo que he evolucionado, ahora se me van las ganas de vivir, y no pienso permitirlo.
Créeme, ya no hay nada más que decirnos, lo tengo todo claro.
Solo quiero que pase esta pesadilla para volver a sentirme viva y que mi sonrisa brille de nuevo.
Me cansé de seguirte, buscarte, reclamarte. Me cansé.

martes, 2 de agosto de 2016

Y si...

Se acunaba tiritando en el recuerdo lúgubre
que una vez la hizo estrellarse.
Y, un día cualquiera, el sol viajó desde el oeste al este,
en forma de rizos dorados,
y el resplandor al mirarle le crío gusanos.
Brotaron dentro mariposas que la sostenían,
de nuevo dichosa en sensaciones, entre las nubes.
Fue suficiente el peso de la excusa perfecta
para aplastar esas alas aterciopeladas y vulnerables.
Y las mutiló, de par en par, flotando hacia el suelo,
hasta volver a estar sobre seguro, sin rasguños.
Y así, se quedó con el cosquilleo de las mariposas retorciéndose, y el sol rizado volvió al oeste, sin mirar atrás,
dejando la responsabilidad de lo que pudo haber sido y no fue a la serendipia.

martes, 5 de abril de 2016

Nudo



No hay púa que lisie más que el pánico de tener pánico,
Zurcimos los nervios y respiramos las ansias,
tejemos sentimientos sin haberlo intencionado.


Con agujas de punta redonda, nosotras
torpes fervorosas con manos tiritando
por una caricia de bombeo inesperado.


.

lunes, 4 de abril de 2016

La sin rostro


Sin licencia, en mi entraña pernocta,

y es la razón de mi ahora constante rubor.

Pero...

No me preguntes: ¿cómo es ella?

porque es la fémina sin cara.

Sin embargo, la susodicha sin rostro

hilvana día a día mi turbada alma

con su azucarada sonrisa, que imagino,

cuando teclea con sus manos sedosas, que imagino,

mientras nos latimos en un vals de emociones.