La televisión.
Los fraudes emocionales que nos causan.
A todos nos gusta pensar que lo bonito siempre es lo bueno. Preferimos cegarnos y esquivar la realidad. Somos marionetas, marionetas de la televisión, un objeto culpable de nuestro error sobre la visión de la vida.
La televisión puede ser m a r a v i ll o s a, puede mostrarnos lo ideal, lo normal, lo bello,…
Las series televisivas muestran todos los conflictos con un final feliz…
Una madre tiene una mala relación con su hijo, se perdonan, y acaba regalándole un coche. “¡Oh, qué inesperado, se han reconciliado! ¡Nunca me hubiera imaginado que la madre se diera cuenta de que estaba equivocada y le regalase un coche descapotable!”
Amigas que discuten por el chico popular del instituto, ambas le dan calabazas al chico y vuelven a ser amigas. “¡Amigas para siempre, amigas for ever! Ningún chico las separará.”
Historias de amor para siempre, con rupturas por medio, pero con un final feliz.
“¡Qué bonito, yo también voy a estar para siempre con mi pareja!”
Los delincuentes siempre acaban en la cárcel y los inocentes fuera de ella.
“¡Viva la justicia, porque siempre es justa!”
Y siempre es el mismo esperado final, porque sabemos el final de antemano, ¿a qué tanta sorpresa?
Nos quedamos con un agradable dulzor por un momento… pero la dulzura se vuelve amarga cuando despertamos de esa ensoñación. Recuerdas cuando tu ex pareja te dejó por otra persona que tenía más dinero que tú, cuando metieron a tu padre siendo inocente en la cárcel por un robo que no cometió, cuando te fuiste de casa con 17 años porque tu madre te maltrataba y acabaste en un orfanato, cuando te peleaste con tu mejor amiga porque se acostó con tu pareja,… ¡Nos damos cuenta de que la realidad no es así!
Pero preferimos que se juegue con nuestros sentimientos y, más tarde, en nuestra vida ordinaria sorprendernos de que no nos ocurran las mismas cosas que a nuestros actores favoritos.
Y mejor no hablar de los programas del corazón, denominados por muchos como “programas basura”, donde rula mucho dinero negro, donde miles de personas “famosas” exponen “exclusivas” y gritan en los platós de los programas (porque no saben hablar)… Tienen miles de denuncias y cada vez que muere un programa de ese tipo nace otro exactamente igual (me atrevería incluso a decir que con los mismos presentadores).
La televisión realmente nos muestra lo que nosotros deseamos ver, porque todos quieren tener una vida llena de felicidad y comer perdices, ¡pero eso es imposible!
Creo que es un problema grave del que nunca se ha tratado o, al menos yo lo veo grave, porque las personas se dotan de unos ideales (según mi opinión) erróneos.
No me creo importante, pero tampoco inferior a nadie. Tampoco me considero una persona que esté chiflada. Soy una cabeza pensante, y me dan igual los intentos de humillación de los cavernícolas, porque siempre que sepa que lo que hago lo hago por mi propia voluntad y creyendo que es lo correcto, nada más me importa.
Pongo un grito en el cielo para poder ser escuchada,…
¡Acabemos con esto, por favor!
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