Me adentré en aquel callejón angosto y oscuro. Tres o cuatro ratas corretearon por delante de mí y, asustada, di un salto atrás con tal suerte que choqué contra alguien. Cuando me di la vuelta descubrí a una anciana con tintes de bruja de cuento de Disney que me sonreía.
- ¡Niña traviesa y mala! ¿Dónde te habías metido? ¡Me he hartado de buscarte por todas partes!- Me riñó esa extraña.
En ese peculiar y confuso momento, una sombra emergió de la nada y me atrapó entre sus brazos. Perdí la consciencia. Al despertarme, me hallaba en otra parte, en una especie de mundo en escala de grises, y la anciana no estaba. A mi lado se encontraba lo que antes fue la sombra. Una chica de mi edad.
En ese peculiar y confuso momento, una sombra emergió de la nada y me atrapó entre sus brazos. Perdí la consciencia. Al despertarme, me hallaba en otra parte, en una especie de mundo en escala de grises, y la anciana no estaba. A mi lado se encontraba lo que antes fue la sombra. Una chica de mi edad.
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