Vacío latente con un remolino de nostalgias.
Estable e insostenible, que sujeta la esperanza y la pesadumbre.
Monotonía insoportable, pero amada...
Una luz recordada cada alba con menos rostro, deformable.
Un yo vulnerable, sin escudero ni armadura.
Solitaria luchadora, mis manos arden sin guantes protectores.
Un brillo en mis ojos evitan un apagón.
Retengo lo que en apariencia no se aleja. Exhausta.
Siempre me recuerdo que no será mi última bocanada de aire.
Trapecista profesional que niega la jubilación...
Yo elegí quedarme a desgarrar mi alma, y este es mi precio.
Amiga, este poema podría ser precioso de no tener exceso de gerundios. ¿Por qué no lo trabajas un poco más? Ya te digo, sería una pena perderse entre ciertos lunares que lo afectan.
ResponderEliminarPor ejemplo: no da mucha más convicción mis manos arden que "mis manos ardiendo", mis ojos evitan que "evitando"...? Y así con el resto.
No obstante, este reto de hacer buena poesía lo estás logrando.
Un beso.
Gracias Marlene, me gusta mucho tu crítica, aprenderé de ello y en el futuro mejoraré. Un beso.
ResponderEliminar